El Dorado de los Nómadas
"Y yo tomé el camino menos transitado, y eso, eso hizo toda la diferencia.” - Robert Frost
La leyenda de El Dorado atrajo a miles de europeos aventureros a América, y siempre terminó en decepción, pues El Dorado nunca fue encontrado. Incluso se dice que en cada comarca de la vieja América, cuando los españoles llegaban, los nativos invariablemente les decían que El Dorado era más al sur, para así evitar el pillaje, tirándole el problema al siguiente.
En su búsqueda se conformó tanto la fisionomía extractiva que la mayoría de los países latinoamericanos terminaron por tener, como la trampa de recursos naturales que interactuó con la cultura española para dejarnos como un área atrasada del mundo.
En esta publicación, sin embargo, presentamos dos historias que son una especie de El Dorado al revés: dos historias poco conocidas sobre cómo, emergentemente, dos de las fortunas más grandes del mundo tuvieron en su origen conexiones con Colombia. No estamos hablando ni de Santo Domingo, ni Sarmiento, sino de dos personajes mucho más interesantes.
Del Magdalena a Amazon
Era 1994, y Jeff Bezos escuchó una estadística que lo marcó, y la cual cambiaría el resto de su vida: Internet había crecido 2,300% el último año. La siguiente gran revolución de la computación estaba en ciernes, pero Bezos, que había estudiado computer science estaba lejos de ella.
En ese entonces, Bezos estaba trabajando en un hedge fund, donde había ascendido rápidamente, y tenía un salario que parecía asegurarle una vida cómoda. Sin embargo, fue cultivando la idea de que estaba perdiendo el tren de una gran oportunidad, con lo cual se preguntó qué la causaría más remordimiento a los 70 años, si quebrarse siendo joven o no intentar algo diferente. Fue así como decidió renunciar.
Tras esta decisión, Jeff preparó un pitch de lo que sería Amazon, el cual hoy es un clásico ejemplo de entry-strategy por su entendimiento del valor, foco y ambición. De la hipótesis de negocio inicial, muchas cosas cambiarían: por ejemplo, en el plan de Bezos, Amazon iba a ser un jugador digital puro, lo cual se truncó cuando, emergentemente, tuvo que desarrollar capacidades logísticas, que terminaron siendo el core de Amazon —por no mencionar AWS, un negocio impensable en esa época, y hoy el más rentable —. Aun así, lo cierto es que los instintos en el foco digital, con precios bajos, y compitiendo desde la ventaja del Long-tail (disponibilidad superior en categorías de nicho) se han mantenido en la identidad profunda de Amazon.
Sin embargo, Bezos no tenía los recursos para fondear su aventura y tuvo que acudir a la persona a la que más confianza le tenía: su padre adoptivo, Miguel Bezos.
Miguel Bezos era un inmigrante cubano que escapó de la dictadura castrista a los 16 años. Después de unos meses de mucho trabajo y soledad, Miguel encontraría una beca diseñada para inmigrantes cubanos en la Universidad de Albuquerque. Miguel, entonces, se fue a Nuevo México a estudiar ingeniería mecánica, donde conoció a Jackie Gise, una madre soltera con un hijo de año y medio. Allí no sólo se enamoró de Jackie, sino también de Jeff, a quien adoptaría, criaría y le daría su apellido. Con responsabilidades apremiantes de esposo y padre joven, Miguel Bezos consiguió trabajo en Exxon, un puesto bien remunerado, pero que demandaba muchísimos viajes. Una vida nómada, como él mismo la describiría.
Durante los 30 años que trabajó en Exxon, una de las compañías que visitó con mayor frecuencia Miguel Bezos fue a Colombia-Exxon, que antes se denominaba Standard Oil, la compañía más icónica de la era del petróleo, fundada por John D. Rockefeller. Fue ésta, a través de su filial, Tropical Oil, ubicada en Barrancabermeja, la compañía pionera del desarrollo de campos de petróleo en Colombia, con la cual Miguel Bezos tuvo una estrecha relación.
De hecho, en 1994, cuando su hijo Jeff lo llamó a consultarlo sobre una de las decisiones más importantes de su vida, Miguel estaba estacionado allí, en Colombia. Dada su relación profunda, y la enorme confianza que tenía en Jeff, Miguel no tuvo problema en invertir 300.000 USD —una cifra significativa de su patrimonio— como inversionista ángel de la naciente Amazon.
Como resultado de la exitosa estrategia de entrada anteriormente descrita, Amazon fue una compañía que requirió muy poco venture capital. Es decir, el seed capital fue más importante, y por ello Bezos no diluyó tanto su participación, como sí lo harían otros en su época, y casi todos los emprendedores de startups hoy. Eso explica cómo llegó a ser el hombre más rico del mundo y que, incluso después de su divorcio, se mantenga en el top cinco.
Así las cosas, de forma accidental y misteriosa, Rockefeller, el hombre más rico de la era del petróleo —y fundador de la Standard Oil Company—, se conecta a Jeff Bezos, el hombre más rico de la era del Internet. Esta conexión, entre otras cosas, se dio a través de un campo petrolero en Colombia, y de la fallida Revolución Cubana (fallida para Cuba, no así para los Bezos). Una conexión curiosa, con bastantes menos grados de separación a los seis que en teoría nos conectan a todos con todos.
Nunca un pozo de petróleo, colombiano o de cualquier parte del mundo, estuvo detrás de tanta riqueza de forma emergente. Conectando los puntos hacia atrás, es fascinante ver cómo el dinero ahorrado por un exiliado cubano, trabajando en una ciudad secundaria de Colombia, terminaría siendo buena parte del capital de riesgo de una compañía cuyas ventas son hoy varias veces más que el PIB de Colombia.
Un nómada en Bogotá
A comienzos de los 60s, tres amigos de MIT, de origen judío, decidieron emprender un viaje para el recuerdo, con motivo de celebración de su graduación. El plan era ir en moto desde Boston hasta Buenos Aires, un viaje bastante loco, como los mismos protagonistas lo han reconocido. Uno de ellos, incluso, se devolvió a Boston cuando tuvieron problemas con las autoridades en algún pueblo mexicano. Los otros dos lograron llegar hasta Panamá, y con mucha dificultad terminaron en Bogotá. Allí llegaron a la casa de un amigo rico del colombiano, también de origen judío, donde pasaron juntos el resto del verano, pues una enfermedad del gringo los obligó a abortar el resto del viaje.
Los tres muchachos, inteligentes, dinámicos, y muy orientados a la acción —como su vida lo termino demostrando—, recién graduados y con ganas de comerse el mundo, durante ese verano identificaron que Colombia tenía grandes oportunidades industriales: era la época de la economía cerrada, y los pisos eran un área donde Colombia estaba atrasada. Con el respaldo del suegro del colombiano rico, decidieron montar una planta de producción de pisos de vinilo.
El plan se demoró, y el gringo, aunque todavía hoy reconoce que su fuego empresarial, el atraso de Colombia, y el talento de sus compañeros colombianos, lo tentaron a quedarse, se devolvió a Estados Unidos. Como veremos, siquiera no se quedó: volvió a su país de origen para hacer su Doctorado, acordando con sus amigos colombianos que quedaría tan sólo como socio minoritario.
Los dos amigos colombianos eran Jimmy Mayer y Edmundo Esquenazi (q.e.p.d), y el negocio que emprendieron en ese verano fue la semilla de lo que es el Grupo Sanford, el grupo industrial petroquímico mas importante de Colombia, hoy con inversiones en varios países del mundo. Fueron los decanos de esta industria, y los fundadores de compañías trascendentales como Pavco, Petco y Propilco, que después vendieron, cuando estos negocios se commoditizaron, y los supuestos de comercio exterior sobre los que habían sido construidos cambiaron. Hoy la mayor parte de su capital está fuera de Colombia, aunque retienen inversiones en seis compañías en las que ganan, usando al país como plataforma.
El gringo, por su parte, era Jim H. Simons, reconocido hoy como el billonario más brillante del mundo. En su Doctorado en Berkeley, Simons se dedicó a estudiar la que hasta ese momento era una rama oscura de la matemática: la geometría diferencial. Llegó a ser el geómetra mas importante del mundo y, en 1976, ganó el premio Veblen —algo así como el Nobel de la Geometría— por sus contribuciones, como la prueba de la conjetura Bernstein y el desarrollo de las Formas Chern-Simons.
Aunque los matemáticos puros no tienen mucho interés en las aplicaciones de sus teoremas, y lo hacen por placer estético, Simons, en cambio, con el fuego empresarial y práctico que demostró en su juventud en Colombia, sí mantuvo un interés —como lo dice él jocosamente— no en negocios, pero sí en el dinero.
Este fuego se reactivó a sus 40 años, cuando decidió hacer un alto en su carrera. Para ese entonces, Simons parecía ya haberlo hecho todo, pues además de sus logros científicos, había trabajado exitosamente como criptógrafo en la inteligencia militar en la Guerra Fría, y había dirigido el ascenso del departamento de matemáticas de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook —el Berkeley de la Costa Este—, del que fue su Decano.
En esa ruptura, que incluyó un divorcio, nunca anticipó que sus descubrimientos, así como muchos de los matemáticos con los que compartió en la academia, iban a ser claves en el desarrollo de la algorítmica y el cálculo estocástico que habría de revolucionar la industria financiera. Tampoco se imaginó, que la inversión que había hecho con sus amigos colombianos en los 60’s, que fue vendida por esa época, iba a darle un importante capital semilla para iniciar su vida como inversionista cuantitativo.
Pero más importante aún, sus amigos colombianos, quienes también habían recibido una importante ganancia en la aventura de los pisos, le pidieron que les invirtiera el dinero. Así fue como Jim Simons entró de forma no planeada a la industria del Asset Management, que eventualmente lo llevaría a fundar Renaissance Technologies, y con ésta dar inicio a la revolución "Quant" de Wall Street. Renaissance tendría durante las siguientes décadas un retorno compuesto del 66%, y Simons se convertiría en uno de los 25 hombres más ricos del mundo. Es tal la demanda que tiene Renaissance, que a pesar de que tiene los precios más altos de la industria, un management fee del 5%, y un carry del 55%, sigue siendo sobre suscrito.
Siempre que cuenta su historia, sin embargo, Simons da crédito a sus amigos colombianos por el primer millón de dólares que hizo en la vida, y sobretodo por haberlo empujado a la industria que reinventó, el “Asset Management”.
De hecho, Simons le guarda un gran cariño a Colombia, y tiene un sentido de responsabilidad con el país donde empezó todo. Simons es uno de los donantes más importantes de la Fundación Cardioinfantil de Bogotá, y el nuevo edificio, uno de los centros médicos más modernos de Latinoamérica, lleva el nombre de Jim Simons.
Más allá de las anécdotas
Pero, ¿por qué son importantes estas historias de nómadas en estos momentos? Recientemente, terminamos un trabajo fascinante construyendo la Estrategia Emergente de Antioquia. En próximas entregas les estaremos contando en detalle las conclusiones de este trabajo y la revolución que se está empezando a activar en Antioquia.
Como adelanto, una de las conclusiones más evidentes es que Medellín está hoy en la lista corta de ciudades creativas del mundo. En Medellín se ha ido construyendo una economía moderna de servicios que está atrayendo talento de todas partes. Muchos de estos son los famosos nómadas digitales que se han enamorado del "tumbao" de la ciudad.
Medellín es hoy la ciudad de Latinoamérica que más nómadas per capita recibe, y este es un fenómeno que se debe abrazar. La ciudad se ha dinamizado, la exportación de servicios es hoy mayor que la de manufactura, y los empresarios que más han progresado en la última década son los que han estado cerca a estos fenómenos.
Las dos historias muestran que El Dorado no está en ningún sitio. Más bien, los Simons, Bezos, Mayer y Esquenazi, con su pasión, talento y acción, siguiendo el camino menos transitado, son el verdadero Dorado. Aunque ninguno de ellos vive hoy en Colombia, lo importante es que nos muestran que desde acá se puede cambiar el mundo, para bien, y en grande. La próxima vez que escuche a alguien quejándose de que “esta ciudad se esta llenado de extranjeros”, ignore el comentario. Véalo como una señal de prosperidad, y nunca olvide que ese extranjero puede hacer parte de una red de alto potencial de creación de riqueza que hoy ni usted ni él se pueden imaginar.
Lecciones de Estrategia Emergente
La riqueza de un país se da en el contacto espontáneo con la economía global, mas allá del comercio.
Los flujos, y especialmente los flujos de talento, son los motores mas importantes de creación de riqueza.
El talento se acumula en redes. Nadie es exitoso en el vacío.
La inmigración permanente, e incluso la temporal, que es cada vez más la norma, es clave para la creación de riqueza.
Estas historias se dieron cuando Colombia era uno de los países mas desconectados del mundo. Imagine lo que puede llegar a pasar ahora que, por ejemplo, Medellín es una ciudad en la “lista corta”.
** Para los que quieran ahondar en la fascinante historia de Jim Simons les recomendamos el libro de Greg Zuckerman, “The man that solved the market”
*** Fuente datos gráficas: Digital Nomads / All the Rooms