Las empresas que nacieron en la Colombia del siglo XXI han tenido la ventaja de gestarse sin el paradigma de que es imposible ganar en el mercado internacional. A pesar de todo lo que se pueda decir sobre esta nueva era de startups, lo cierto es que pensaron ambiciosa y regionalmente.
Eso no era así: incluso en los 90’s, con la apertura económica, lo que reinaba era el tercermundismo. Las empresas no jugaban a ganar sino a sobrevivir. Intentar internacionalizar un negocio era anatema.
En una sesión de consultoría que dirigí con Corona en 1998, la organización cargaba precisamente ese paradigma: creía que su negocio estaba condenado a Colombia y que había que darse por bien servido si la compañía lograba mantener su posición de liderazgo en el país.
El tercermundismo, sin embargo, nunca ha sido lo mío y empezó a ser bastante evidente que si la compañía quería crecer la próxima década había que hacerse preguntas sobre la internacionalización de algunos negocios. El tema salió a luz en la conversación con la coalición crítica y nos empezamos a hacer la pregunta de por qué no internacionalizar a Corona en Estados Unidos.
El director del negocio de los artículos de la compañía veía con escepticismo la posibilidad de llegar a allá. Fue en ese momento en que Luis Alberto Botero, entonces director comercial, cogió coraje en medio de la conversación y le dijo a su jefe: “perdóname, pero tú nunca has cargado un maletín en tu vida. Yo sé lo que es vender en Estados Unidos. Yo he cargado maletines llenos de baldosas allá y se venden.”
Luis Alberto estaba pasando el 75% de su tiempo en Estados Unidos vendiendo. Día a día cargaba maletines con baldosas visitando clientes para ofrecer los productos de Corona, y sabía que eran atractivos. Expuesto al mercado —con acciones en vez de intenciones—, Luis Alberto tuvo el coraje de hablar a favor de la compañía. La experiencia le decía que allá podían ganar.
Las conversaciones estratégicas requieren romper jerarquías y crear paridades. Todos los miembros de la coalición deben entender lo valioso del coraje. De hablar poniendo a la compañía primero y buscando llevarla al siguiente nivel.
En Corona se rompió un paradigma: No es suficiente con “sobrevivir”, las empresas que no crecen están de hecho estancándose. Y se puede ganar en mercados sofisticados desde que se esté dispuesto a jugar de manera local, con foco, y desde la ventaja. Con ese breakthrough, Corona se liberó para, definitivamente, volverse una compañía internacional. Un breakthrough que le ayudaría a abrirle puertas a las empresas y startups en Colombia durante el siglo XXI.
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Esta anécdota se la contó Luis Alberto Botero a Robbie J Frye 🎤 en su podcast.
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