Cuando Lew Kuan Yew decidió que debía incursionar en política ante las adversidades que enfrentaba Singapur en los 50's, ésta era una pequeña ciudad de pescadores. No se imagine una parecida a Panamá: era más bien una parecida a lo que hoy es Tolú. Una muestra más de que cuando se tiene el coraje para hacer "Hard Choices" se pueden crear milagros.
El plan inicial de Lew Kuan Yew era unirse a Malasia e implantar un modelo socialista inspirado en el estado de bienestar inglés, país que lo inspiró durante sus estudios en Cambridge. Su Estrategia Emergente, sin embargo, fue Singapur.
Lew Kuan Yew, un tipo práctico, rápidamente se dio cuenta de que el mercado, no el socialismo, era una forma superior de organizarse. En esa línea, LKY sintió la globalización antes que fuera evidente y la capitalizó en grande. Creó un sistema coherente con el foco en atraer a las multinacionales y hacer de Singapur un hub regional.
Una anécdota que captura el espíritu de LKY fue el lanzamiento de su ambiciosa política de vivienda. Unos consultores de vestido azul, Mckinsey, o el banco mundial, no recuerdo, le dijeron que era imposible materializar la política. Hicieron un estudio de 6 meses detallando cómo su idea estaba condenada a fracasar porque los objetivos trazados eran en exceso ambiciosos. LKY, mientras tanto, rápidamente organizó al Ministerio de Vivienda y sorprendió cumpliendo con sus metas iniciales 12 meses antes de lo previsto y por debajo del presupuesto.
En el libro “Hard Truths to Keep Singapore Going”, Lew Kuan Yew cuenta que nunca se imaginó lo que llegaría a ser Singapur. Los planes eran otros. Era imposible imaginarlo. You can only connect the dots looking backwards, decía Jobs. Pero lo que sí tuvo, aparte de una profunda convicción por volver a Singapur un país ganador, es que estuvo atento a cada oportunidad que emergiera para capitalizarla. Este es un ejemplo más de que necesitamos más estrategas —los verdaderos líderes—, y menos ideólogos vacíos.
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